jueves, 24 de febrero de 2022

Turno de noche

“Cariño, tenemos que hablar”. Llevaba tiempo esperando esa pregunta, pero era más una conjetura que una obsesión marcada por el miedo. Realmente había hecho bien las cosas. Los cadáveres estaban minuciosamente troceados y enterrados en la parte trasera de la casa, a salvo de mirones y aprovechando sus turnos de noche en el hospital. No había dejado pistas ni indicios. “Lo siento” acerté a decir. Abrí el cajón de la cocina y agarré el cuchillo de cortar cebolla. “De perdidos al río”. Me miró con ojos acuosos y yo creí ver miedo cuando era desesperación. “He conocido a otra persona”. Respiré hondo, guardé el cuchillo y me encogí de hombros. Al menos ya no tendría que esperar a sus turnos de noche para saciar mi sed.

No hay comentarios: