"Tanto tienes, tanto vales".
Se lo dijeron el día que quiso acceder al local de moda y no llevaba más que unos pantalones vaqueros y unas viejas zapatillas de lona.
Hubiese creído aquello del "derecho de admisión" si no hubiese visto pasar a media docena de niños pijos con alpargatas de esparto.
"Tanto tienes, tanto vales".
Ahora vuelve a la puerta del local. La gente viste formal y él se ha puesto un pantalón corto y una camiseta para la ocasión.
- Pase, señor.
Mira atrás y ve como un par de chavales son interceptados en la misma puerta.
- No podéis pasar. Reservado el derecho de admisión.
Cruza el umbral y se dirige a la zona vip. Allí, una foto con la portada de su último disco decora, a modo de póster, una de las paredes.
Los zapatos de tacón contrastan con sus viejas zapatillas de lona.
Bebe, ríe, baila, folla.
"Tanto tienes, tanto vales".
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