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Entre silencios y sonrisas
Desde entonces papá ya
nunca juega con él. Él pasa a saludarle todas las tardes, pero mamá le regaña
cuando quiere jugar con la maquinita. Mientras sale, creer ver a papá
despedirse con una sonrisa, pero con ese tubo en la boca le resulta imposible
distinguir entre silencios y sonrisas.
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