La risa un poco ronca y una barba que pincha siempre que le da el beso de
despedida. “Juega con tu hermano, le dice”. Y entonces le ve sonreir,
distraído, rodando un Mercedes de miniatura y recuerda, que no hace mucho,
aquellos juguetes, los achuchones y los besos eran sólo suyos. Su madre sigue
en la cocina y él en silencio. Abre la ventana y rueda el juguete hasta el
alféizar. Con pasos torpes, su hermano sigue el camino y él no sabe si al final
le castigarán cuando les diga que estaban jugando a los accidentes de coche.
Resurrección
Hace 1 semana
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