Mientras me abalanzo
sobre la novilla pienso si no me habrá vuelto a engañar y me habrá hecho citarla de nuevo
para alardear de berrido. Recuerdo la última vez que volví para esconder el traje
y apareció el bicho, con el furor de sus cuernos, dando embestidas por la
puerta de entrada. Pero a los valientes nos gustan las grandes faenas. Nada más
citar con mi estoque vuelvo a escuchar pasos en la puerta de entrada de la finca. Maldición.
Otra vez, sin ropa, y con el estoque caído, tendré que escuchar las
quejas de su marido oculto entre los trapos del armario ropero.
Yoísmo
Hace 2 semanas
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