“Habría cogido alguna vez
un hilván, mamá”. A menudo recuerdo las palabras de la abuela mientras hacía
punto de cruz. “Sólo sabes meterle pájaros en la cabeza a la niña”. “Enséñale a
ser una mujer como Dios manda”. Observo con nostalgia la foto que decora la
mesa del despacho; mi madre, yo y un libro de aventuras. Se abre la puerta y
aparece una cabeza. “Señora presidenta, es la hora”. Camino despacio e intuyo
un hemiciclo lleno de hombres. Sacaré los pájaros de la cabeza y no haré caso a
su Dios sino a lo que me mande el corazón.
Competencias
Hace 1 día
No hay comentarios:
Publicar un comentario