Ordenó sin pestañear que le devolviesen su juguete.
Tocó el botón y volvió al mismo lugar, cinco minutos antes. Esta vez no sólo
sabría cómo matar al dragón, sino que conocería, también, los gustos de la
princesa. Al comprobar que no gastaba enaguas y prefería el calabacín a la
zanahoria prefirió volver a pulsar el botón de su juguete. Regresó a su cuarto
y siguió leyendo. El dragón arrasaba el reino y la princesa seguía esperando al
tipo que la sacase de aquella torre.
Competencias
Hace 1 día
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