La fastidiosa mosquita con su lengua veloz se posó
en el borde del vaso, papá soltó la mano y los pedazos de cristal le rajaron la
piel, la sangre goteaba por la mesa y mamá sacó el trapo para limpiar el
desaguisado y mientras tanto, la mosca se posó sobre una raja de sandía. Papá
miró su otra mano, y en lugar de soltar el pan, se llevó el mendrugo a la boca.
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Hace 1 día
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