Lo sé, soy un nostálgico,
suelo regresar al pueblo cada año para poner en marcha el tractor y recorrer el
tramo que hacía con mi abuelo después de la cosecha. El borde de la cantera, el
parque de los patos y la colina de la vieja. Y aquella última parada junto al molino
donde sólo había una casa con una cuerda llena de ropa. Allí era donde el
abuelo se bajaba durante unos minutos y me dejaba jugar con los muñecos. Al
cabo volvía y regresábamos a casa. Mientras dábamos media vuelta, solía
observar como la señora de la casa se asomaba por la ventana y descolgaba, siempre, unas bragas limpias.
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Hace 1 día
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