Acercándose un poquito más al borde del
barranco donde se esconde tararea una canción macabra y la invita a sacar la
cabeza. Sabe que la niña está muerta de miedo y eso le satisface.
La puerta se abre y aparece la madre. Su hija
está debajo de la cama y hay un muñeco tumbado sobre el borde.
-
¿Otra vez jugando a las cuevas?
Hay un silencio, una afirmación y una orden
para ir a cenar.
Consigue salir de allí, abrazada a su viejo
león de peluche.
- Algún día le olvidará y no tendrá
quien le tape los oídos allí abajo.
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