Al menos, para las mujeres, tiene mejor gusto. Siempre lo tuvo. Le miro
coquetear con la dependienta y no deja de hacerme gracia su manera de actuar;
los ojos siempre entornados y las manos quietas. Me gustaría no tener tanta
vergüenza al mirar sus desproporcionadas gafas de sol y su camisa de cowboy por
encima del pantalón de cuero. Desde que ella murió, me ha presentado a tres
novias y cada cual era más guapa y hacendosa que la anterior.
- Me gusta la dependienta, papá. – Le susurro al
salir del establecimiento. – Es casi tan guapa como lo era mamá.
Yoísmo
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario