Y además nos hace daño
porque tiene esa manía de correr mientras nos lleva de la mano al colegio.
Nunca salimos tarde, pero ella se empeña una y otra vez en estar en la puerta a
las ocho en punto. Hoy he girado otra vez la cabeza con disimulo y la he vuelto
a ver con ese hombre. Hace tiempo que hablan durante un minuto y, después, cada
uno se marcha por un lado. Luego llego a casa y siempre tengo que recoger la
jeringuilla que hay encima de su cama. Ojalá papá vuelva pronto de comprar
tabaco.
Resurrección
Hace 1 semana
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