No pudo evitar mirar de reojo
la puerta del apartamento, le pareció ver una sombra ¿O quizá era un reflejo?
Sonó el teléfono y cuando fue a contestar comprobó que lo había dejado
descolgado. Escuchó un murmullo en la habitación y vio la cama vacía. Sobre el
estante del salón había dos trofeos; “Campeón del mundo”. Cerró los ojos y
subió al ring. El aire zarandeó la barandilla del balcón y escuchó la campana. Se quitó la
bata y golpeó el espejo. El rival se rompió en mil pedazos y apuró de un trago
la botella de güisqui.
Resurrección
Hace 1 semana
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