Tal vez si hubiera
preguntado dónde estaban las medicinas le hubiese indicado como abrir el tercer
cajón del mueble. Fue gracioso verle buscar por la despensa y coger el frasco
de aguarrás que alguien había colocado donde normalmente estaba su jarabe.
Apoyó su bastón en la silla y dio un trago largo. No tardó en quejarse y en
buscar una ayuda en la negrura que encontraba tras sus gafas oscuras. Nunca le
dije a nadie que yo había estado allí, en silencio, observando como desaparecía
para siempre aquella maldita tos crónica.
Resurrección
Hace 1 semana
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