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Mañana por la
tarde.
Colgó el teléfono y
regresó a la cama. Como
jefe de bomberos debía estar alerta ante las alarmas, como novio fiel debía
permanecer bajo las sábanas abrazado a su amada, como identificador de voces
había vuelto a descubrir la trampa y como protagonista del día siguiente debía
tener todo preparado sin que ningún contratiempo le estropease la ceremonia.
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¿Quién
era? – Preguntó ella.
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Tu padre otra
vez. Sigue sin querer que me case contigo.
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