Ella sabrá lo que hace cuando se mete en la cocina y se pasa las horas
entre pucheros y sartenes. Mientras yo me familiarizo con el sillón y le tomo
el pulso al mando de la tele, ella sigue con su mandil y la cuchara de palo.
Nos sentamos a comer y observo su mirada inerme.
-
Mañana
tengo partido de fútbol. – Le aviso.
No dice nada. Sigo comiendo y ella sigue observando. Debe estar esperando
un veredicto.
-
El
estofado está demasiado salado.
-
Lo sé.
Disimula una sonrisa, coge el teléfono y marca el uno uno dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario