Era el mejor agente secreto del MI-6. Desde que James Bond había desaparecido de la nómina del servicio, él había sido nombrado con el número clave de 008 y no había plan enemigo que pasase su filtro de acción y suspicacia.
Avanzó en silencio por detrás del sillón de la habitación de su enemigo, se preparó para disparar sin hacer ruido y tuvo que dar una voltereta silenciosa ante la presencia de la pérfida amante de su malvado objetivo. Les escuchó susurrar unas palabras y temió imaginarles planeando su plan de ejecución. Debía impedirlo.
- ¿Dónde está el chico? - Preguntó él.
- Detrás del sillón - Respondió ella.
"¡Oh, no! Me han descubierto". Sintió unos pasos que se acercaban hacia su escondite y no tuvo más remedio que dar la cara para disparar a quemarropa. Soltó dos fríos chorros con su pistola de agua y vio a su padre con el gesto demasiado fruncido como para no considerar aquello una misión suicida.
Al final perdió la batalla y se vio encerrado en el calabozo de su cuarto con dos azotes en el trasero y una condena de dos semanas y un día sin leer una sola novela de Ian Fleming.
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