Los siguientes serían los niños a no ser que depositase un millón de euros en el número de cuenta opaca que le había facilitado. Con el cadáver de su mujer aún caliente, le dio por pensar en todos los planes que había dejado de hacer desde que los niños habían gobernado la casa y su esposa se había entregado, sumisa, a su dictadura del capricho. Entonces dibujó un plan y reservó un crucero en el Mar de Noruega. Siempre había deseado conocer los fiordos y sin aquel millón de euros, lo máximo que conocería sería la piscina de su jardín y ya la tenía demasiado vista.
Yoísmo
Hace 1 semana